La posesión del suelo por uno o varios individuos, con exclusión de la restante mayoría, es la causa de la existencia de la miseria. Esta verdad, tantas veces anunciada, conviene que se repita sin cesar.
Nuestro globo ha preexistido a la humanidad, la tierra, antes que la humanidad apareciera en ella, no tenía dueño; lógico es admitir que las primeras generaciones humanas la poseyeron en común.
¿Por qué actualmente pertenece el suelo a una minoría? Indudablemente porque los fuertes en un momento dado se lo apropiaron a expensas de los débiles, que no supieron ni pudieron impedirlo.